Hace muchos años, mi pasión por viajar me llevó a una encantadora ciudad italiana llamada Bari; su nombre, dulce y sencillo, me cautivó y despertó algo muy profundo en mí. Me apasiona la música, especialmente el saxofón, por su sensualidad y su capacidad de transportarte sin palabras a dondequiera que su sonido te lleve.

Me considero una persona con un estilo clásico que se deleita con la elegancia del color. Los accesorios importan tanto como la prenda: la combinación de texturas y elementos transforma un atuendo y define tu estado de ánimo. Ser testigo de esa transformación, de cómo una prenda puede hacerte sentir más joven, vibrante y alegre, es lo que inspira y alimenta mi trabajo.

El sonido y la música de las palabras siempre han guiado mi trabajo. Llamé a mi hija Poema (como algunos ya saben) no por su significado literal, sino por la forma en que canta el nombre, ese sonido y ritmo plateados que se quedaron grabados en mí. Las pequeñas cadencias de una frase, de las palabras en particular, el silencio entre notas: todo resuena en mi forma de diseñar. La música y la joyería resuenan de la misma manera para mí: el sonido para el oído, la textura para el tacto, y ambas celebran los pequeños detalles con significado. Observo las sutilezas y esas pequeñas decisiones. En resumen, el lenguaje del sonido moldea mi sentimiento, y mis manos dan forma a las piezas que transmiten ese sentimiento al mundo.